La fisioterapia es un trabajo que crea movimiento con el cuerpo, pero, sobre todo, con el corazón. Así lo creen al menos en el centro de atención a personas mayores y/o dependientes Tercera Actividad que la Fundación Santa María la Real gestiona en Aguilar de Campoo. Su equipo de fisioterapeutas presta servicio tanto a las personas que residen en el centro como a quienes necesitan atención a domicilio.
“Comenzamos con el servicio de atención a domicilio en enero de 2022”, recuerda Ángela Soria, una de las dos fisioterapeutas con las que cuenta Tercera Actividad. El resultado fue tan positivo que pronto crearon un empleo más, contratando a otro fisioterapeuta, Manuel Osuna. Entre los dos atienden a las personas que residen en Tercera Actividad y se desplazan por otros municipios cercanos como Barruelo, Alar del Rey o Herrera de Pisuerga. También llegan a zonas como Guardo o Velilla del Río Carrión.
“Ahora mismo atendemos a una treintena de personas”, apunta Soria. Aunque desde que el servicio comenzó su andadura han ayudado ya a cien. Una cifra significativa e importante para ellos porque valida su trabajo. “No hay nada más íntimo que entrar en el domicilio de una persona, conocer su realidad y sus dificultades, descubrir las oportunidades que tienen en su propia casa e involucrar a los cuidadores en su mantenimiento físico”, aseguran.
La visita de Ángela o Manuel supone para muchas de las personas a las que atienden una motivación semanal y un respiro familiar. Son sesiones de entre 25 y 50 minutos, que permiten que se establezca una complicidad especial entre fisioterapeuta y paciente. “Es increíble tocar el timbre de la casa donde vive la persona con la que vas a trabajar, que te abra la puerta, preguntarle ¿cómo estás? y que te responda «muy bien ¿y tú?». Ese pequeño gesto, ya “te carga las pilas”, afirma Ángela.
Visión 360, atención integral
La finalidad tanto de los cuidados que prestan en Tercera Actividad como en los domicilios es la misma: procurar el bienestar y la mejora de la calidad de vida de la persona a la que atienden. “Intentamos tener una visión 360, es decir, integral, que nos permita detectar las necesidades físicas, psíquicas y sociales de cada persona”. Eso sí, la atención a domicilio les otorga más relación con familiares y vecinos. “En los pueblos nos conocen, nos esperan y nos cuidan como a hijos”, dicen sonriendo, y es que no son pocas las veces, en las que les reciben con un café o les despiden con una cesta de pepinos, tomates u otros productos de la huerta.
Sus logros son nuestras victorias
Si algo tienen claro tanto Ángela como Manuel, es que el testimonio de las personas a las que atienden es lo que logra “que crezcamos como profesionales y como personas”. A lo largo de este tiempo han recibido numerosas muestras de cariño y agradecimiento, frases como “ahora soy capaz de salir de casa yo sola», “puedo comer por mí mismo”, “no pensaba tener esta calidad de vida” o “mi madre no se movía, pero tú consigues que lo haga” se repiten en su día a día y son el motor de su trabajo.
Ambos sienten una gran satisfacción personal al saber que la fisioterapia tiene un impacto tan positivo en la vida de las personas a las que atienden y en la de sus familias. “Nos frustramos con ellos, aprendemos con ellos, reímos con ellos y lloramos con ellos”, comenta Manuel. Por eso, “cada uno de sus pequeños logros, es una victoria para nosotros”, concluyen.