La editorial Aruz acaba de publicar el sexto número de la Colección de Historia ‘Montaña Palentina’, edición de carácter anual dedicada a la investigación y la divulgación del pasado histórico del norte de la provincia. Como en números anteriores, la Colección de Historia cuenta con diversos artículos en los que se aportan nuevos datos hasta ahora desconocidos sobre diversos episodios históricos de la comarca.
El sexto número de la Colección incluye artículos de Roberto Matías, Eduardo Vielba, Luis Manuel Mediavilla, Mariano del Amo y Jorge Ibáñez. La publicación cuenta con el patrocinio de la Diputación Provincial y con la colaboración de las empresas Iberdrola y Gullón. La nueva entrega de esta edición anual está a la venta en las librerías de Palencia y del norte de la provincia y tiene un precio de catorce euros.
Nuevos datos para el conocimiento de las minas romanas de oro del Alto Carrión
El investigador leonés Roberto Matías, uno de los principales expertos de la minería romana en el noroeste de la Península Ibérica, ha realizado un estudio en el que reconstruye las explotaciones de oro existentes en el Alto Carrión. Estas explotaciones comenzaban en las inmediaciones del pueblo de Camporredondo y se prolongaban hasta Mantinos, incluyendo en su recorrido las localidades de Otero, Velilla del Río Carrión y Guardo. La reconstrucción y el análisis de las redes hidráulicas empleadas por los romanos en estas minas de oro han permitido establecer el mapa de esta zona aurífera, escasamente conocida hasta la fecha. La magnitud de estas explotaciones de oro, con más de 12 millones de metros cúbicos removidos y contabilizados por ahora, ofrece una nueva visión de conjunto, en absoluto inferior a la de otras zonas mineras del entorno. Entre los vestigios que han llegado hasta nuestros días, destacan por su estado de conservación y accesibilidad algunos de los restos de explotaciones y canales, un patrimonio singular que debe ser conservado y que podría utilizarse para divulgar la actividad minera romana.
Arquitectura pastoril en el norte de Palencia: chozos, tenadas, cabañas y corrales
La ganadería ha sido desde tiempos ancestrales una de las actividades principales para las gentes de la montaña. Al cuidado que cada pueblo realizaba de su propia cabaña vino a sumarse, a partir del siglo XVI, la llegada de los rebaños trashumantes procedentes de Extremadura. Toda esta labor propició la construcción de numerosas edificaciones pastoriles: chozos, tenadas, cabañas y corrales que durante siglos fueron utilizados para el cobijo de hombres y ganados. La desaparición de la trashumancia y las nuevas prácticas de la ganadería local, sin embargo, han conducido al abandono y a la ruina de la mayoría de esas construcciones. El estudio realizado por Eduardo Vielba supone un acercamiento al antiguo patrimonio pastoril y al mismo tiempo reivindica su valor, como parte indispensable de la tradición cultural de nuestros antepasados.
Las antiguas ordenanzas de los pueblos de La Peña
Durante siglos, los pueblos se han regido de acuerdo a las antiguas ordenanzas transmitidas de generación en generación. Estos escritos, verdadero compendio legislativo para las pequeñas localidades montañesas, establecían las obligaciones a seguir por cada individuo en temas tan diversos como el cuidado del ganado, los aprovechamientos de los bosques, la participación en el concejo, la administración de la taberna y el mesón, el uso de la fragua y el molino, los toques de campana o la asistencia a las huebras, entre otras muchas. A partir de la trascripción de las ordenanzas de Villanueva de Arriba, realizada por Mariano del Amo, Luis Manuel Mediavilla repasa las normas establecidas en los pueblos de la Peña, señalando similitudes y diferencias de diez localidades distintas: Villaoliva (1553), Recueva (1574), Traspeña (1574), Intorcisa (1588), Villalbeto (1602), Riosmenudos (1618), Villanueva de Arriba (1652), Viduerna (1664), Pisón (1695) y Pino de Viduerna (1728).
La Junta de Mozos en el valle de Castillería
La Junta de Mozos, formada por los jóvenes solteros de cada localidad, fue durante mucho tiempo una de las instituciones más importantes de los pueblos. Esta sociedad era administrada de acuerdo a unas normas determinadas y protagonizaba gran parte de las celebraciones tradicionales. Algunas de ellas eran las de año nuevo, los reyes, antroido o carnaval, Santa Brígida, las marzas, el mayo, la enramada de San Juan o la noche de todos los santos. Jorge Ibáñez repasa la evolución de la Junta de Mozos en los pueblos del valle de Castillería desde el siglo XIX, a partir de algunos documentos y de testimonios de las personas más mayores.