Siempre se ha escuchado que la unión hace la fuerza y que cinco pueden más que uno… por ello el ser humano tiende a formar grupos para conseguir sus objetivos, a juntarse para compartir ideas y llevar a cabo proyectos y a crear asociaciones para compartir momentos, organizar actividades y para disfrutar en grupo de los logros conseguidos. Bien es verdad, que la sociedad actual lleva al individualismo en todos los sentidos, las nuevas tecnologías nos alejan del mundo y de las relaciones sociales y por ello, es importante que existan personas que sigan apostando por el asociacionismo y cooperativismo, no sólo para hacer más fuerte una idea y proyecto, sino también para fomentar, principalmente en los pueblos, el encuentro y reunión de los vecinos. “Si no fuese por las reuniones que mantenemos, muchas veces ni nos veríamos, y tener encuentros motiva y te anima a seguir luchando por el lugar donde vives”, apunta Arturo Tejedor, presidente de la Asociación para el desarrollo integral del Valdavia; o como señala Raquel Antón, presidenta de la Asoc. Juvenil El Caño de Revenga de Campos “con nuestra asociación pretendemos la dinamización del medio rural, fomentando momentos de unión y relación entre las personas de nuestro pueblo, enriqueciendo así el tiempo de ocio de todas sus gentes y favoreciendo así el diálogo y la tolerancia”. Una de las socias de la Asociación de mujeres Varlozado es más tajante “sino fuese por estas reuniones, no saldríamos de casa”.
Según el registro de asociaciones de la Junta de Castilla y León, actualmente existen en la Provincia de Palencia más de 1.300 asociaciones de mujeres, juveniles, culturales y deportivas, lo que demuestra que el asociacionismo en la Provincia sigue vivo y que se apuesta por el trabajo conjunto. “La existencia de asociaciones es algo imprescindible para un pueblo por el dinamismo que genera y porque es necesario que los vecinos cuenten con actividades que les haga salir de la rutina del día a día y que tras el trabajo sepan que existe una asociación que les ha organizado un concierto, un taller o una obra de teatro”, explica el secretario de la asociación juvenil Pispajo y la asociación Cultural Candajo de Guardo, Julián Santos; cuya asociación cumple este año una década desde su creación.
Da igual que el pueblo sea grande o pequeño…el asociacionismo no discrimina. En Villamuriel, Venta de Baños, Guardo, Herrera de Pisuerga y Aguilar de Campoo, por ejemplo existe más de un colectivo y en pueblos con menor población también, aunque no sea lo habitual. En Abastas, la asociación cultural Amigos de Abastas; en Fuentes de Valdepero, la asociación de mujeres Varlozado; en Villalcón la Asociación Nuestra Señora del Castillo de Villalcón; en Villameriel, la asociación de Mujeres Cuestalanasa; en Poza de la Vega, la Asociación de Mujeres Mares; en Revenga de Campos, la Asociación de jóvenes El Caño y en Buenavista de Valdavia, la Asociación Cultural ADIVAL… y así podríamos continuar con cada uno de los municipios de la provincia.
Apoyo a su labor. La Diputación de Palencia a través de cuatro líneas de ayudas apuesta por el fomento y mantenimiento de estas asociaciones, apoyándolas en la edición de revistas, en la organización de talleres, de campeonatos deportivos o en la organización de encuentros y semanas culturales, entre otras. Se pretende así apoyar a los colectivos cuyo trabajo se realiza en la provincia y que de forma altruista mantienen con vida a los pueblos y a sus gentes ofreciéndoles alternativas de ocio. “Nosotras hacemos actividades para todas las edades y para todos los lugares, cuando hacemos orejuelas puede venir cualquiera…queremos dinamizar nuestro pueblo y disfrutamos viendo como participa la gente desde los más mayores a los más pequeños”, apostillan un grupo de socias de Varlozado de Fuentes de Fuentes de Valdepero, que prácticamente todas las tardes se la semana se reúnen para hablar, para hacer manualidades que luego venden en el mercado medieval del pueblo…”siempre hay algo que hacer”, señalan.
Durante los tres últimos años, la Institución Provincial ha destinado 620 ayudas por importe de 320.860 euros a asociaciones de mujeres, asociaciones juveniles, culturales y a clubes deportivos en la organización de actividades ordinarias y extraordinarias. Además, de este apoyo de la Diputación, los socios pagan una cuota casi simbólica para poder realizar actividades; el Ayuntamiento también les echa una mano y los vecinos siempre están dispuestos a ayudar. “Si vamos a hacer una obra de teatro, hay un grupo de hombres que nos llevan en sus coches o si tenemos que montar algo también nos ayudan”, apuntan desde Varlozado.
Vuelta al pueblo y regeneración. Los jóvenes son el futuro de los pueblos y partiendo de esa base, las asociaciones juveniles existentes en la geografía palentina buscan precisamente eso, el fomento de su pueblo, el generar actividades en la zona para todo tipo de edades y “acerca la cultura del medio rural a los jóvenes, realizando actividades que posibiliten el pleno desarrollo de la personalidad humana, aumentando los valores del medio rural”, apunta la presidenta de la Asociación El Caño.
En algunos casos, como en la Asociación Cultural Candajo, cuando los jóvenes regresaron hace diez años al pueblo tras su etapa universitaria “nos dimos cuenta que había un vacío en el pueblo en cuando al movimiento cultural y como somos muy inquietos pues decimos empezar con Candajo y tres años después creamos la asociación Juvenil Pispajo, así empezamos y hoy lo que pretendemos es tener en Guardo actividades que den vidilla al pueblo”, destaca Julián Santos.
En estas asociaciones juveniles es importante la regeneración. “Antes éramos asociación juvenil pero ahora somos cultural porque empezamos como grupo de jóvenes y hemos crecido así que hay que cambiar la denominación”, apunta el presidente de la Asociación Kaskabel de Herrera de Pisuerga, quienes organizan el un encuentro de malabares. En Revenga la asociación cuenta con 45 socios, que van desde los 14 años hasta los “setenta y muchos porque en un pueblo de 180 habitantes censados y que en invierno no llegará ni a 80, no podemos hacer excepciones de edades porque sino no podría existir la asociación”, destaca la presidenta de El Caño. Algo similar ocurre en Varlozado, donde de las 52 socias, la más joven tiene 23 años y la más mayor ,82. El asociacionismo tampoco discrimina por edad.
Fomento de la amistad. El Club de Montaña La Escalerilla de Barruelo de Santullán, que nació en el 2005 y que actualmente cuenta con 235 socios es uno de los clubes deportivos de la provincia que más actividad tiene en lo que a actividad de montaña se refiere. Su presidente, Rubelio Arias, se muestra encantado del nivel de participación de los vecinos y de la gente de fuera “que sigue mostrando interés por todas las actividades que organizamos y con las que pretendemos inculcar la importancia de la convivencia y la amistad en torno al deporte de montaña”.
Cualquier lugar es bueno para organizar actividades, o a través de reuniones mensuales en el local – la asociación que disponga del mismo- o tomando un café en el bar del pueblo. “Recuerdo cuando diferentes socios de asociaciones nos juntábamos para acondicionar los locales que nos había cedido el ayuntamientos, los jóvenes nos subíamos a andamios para pintar paredes; otros hacían que el agua corriese por las cañerías; el que entendía de albañilería embaldosaba; a los que se les daba bien el arte pintaban el escudo del pueblo y las mujeres se enfundaban el delantal y trapo y limpiaban todo el local”, recuerda la presidenta de la Asociación El Caño.
Difusión de los valores. “Desde la asociación ADIVAL queremos divulgar a la población aspectos sociales que atañen directamente a la población de nuestra zona y por ello organizamos ponencias sobre asuntos candentes o actividades para ensalzar la cultura rural como la que organizamos en octubre llamada Madretierra”, explica su presidente, Arturo Tejedor.
ADIVAL nació en 1996 y “aunque empezó con unas 20 personas como socios, hoy en día la despoblación nos está afectando y somos 12 socios que nos reunimos una vez al mes o mes y medio para organizar todo aunque tenemos muchos contacto por teléfono”, apunta Arturo, quien recuerda como, en su época de estudiante empezó a sentir curiosidad por lo que hacía la asociación cuando regresaba a casa cada fin de semana. Editan una revista, dos tirada al año de 1.000 ejemplares cada tirada, y la reparte por los pueblos de la zona, “entre los socios nos distribuimos las revistas y unos las reparten casa por casa y otros pues las dejan en los centros médicos, en los bares e incluso se la dejan al párroco para que a la salida de la misa la gente la pueda coger”, destaca. Una revista que recoge las inquietudes de los vecinos de la zona “quienes muchas veces nos llaman para pedirnos que salga la fiesta que se ha celebrado en su pueblo y de la que tienen fotos”.
El trabajo altruista de estas asociaciones en los pueblos de la provincia, ya sean colectivos de jóvenes, mujeres, culturales o deportivos son esenciales por lo que para ellos supone y para sus vecinos: animación, diversión, encuentro, momentos compartidos, difusión de los valores del pueblo, un motivo más para no marcharse porque no existen alternativas al ocio…un sinfín de motivos que justifican la existencia y permanencia de estos colectivos en cada uno de los rincones de la provincia. Todos ellos, son dinamizadores de los pueblos y de la provincia…y todo de forma altruista. El mejor regalo de estas asociaciones, la sonrisa de los vecinos cuando participan en sus actos. Su permanencia, fundamental para el futuro del pueblo y lo mejor de todo, la pasión por su tierra.