La Fundación Oso Pardo viene reclamando insistentemente a la Consejería de Medio Rural, Marino y Alimentación del Gobierno de Cantabria que capture cuanto antes al osezno que deambula desde hace un mes por pueblos de Liébana buscando comida fácil debido a la herida que sufre en una pata y a la ausencia de su madre. Su exposición continuada a la presencia humana puede llevarle a un proceso de habituación a la gente o a sufrir un incidente grave.
El caso de este osezno no es habitual, pero tampoco único y ya existe experiencia previa de casos en los que distintas administraciones, que son las competentes para actuar en estas situaciones, tomaron la decisión de capturar y rehabilitar a cachorros de oso que se encontraban huérfanos, heridos o abandonados. Estos casos han sido documentados y estudiados por la FOP en el documento técnico “Rehabilitación de osos huérfanos, heridos y abandonados. Integrando conservación del oso y bienestar animal”, que es de acceso público en la web de la FOP.
El documento, elaborado por expertos de la FOP, presenta además una guía de buenas prácticas utilizadas en los centros de rehabilitación de otros países que tienen una larga experiencia en la rehabilitación de oseznos, adaptándolas a las circunstancias de España. El documento determina que “cada vez que aparece uno de estos cachorros huérfanos o abandonados, hay que actuar con urgencia” y se explica que “deben ser curados y mantenidos en condiciones óptimas antes de devolverlos a la naturaleza -la solución óptima y deseable- o mantenerlos en cautividad cuando la primera opción no sea posible”. Se subraya así mismo las posibilidades que tiene la rehabilitación de osos huérfanos y heridos para la conservación de las poblaciones en peligro de extinción, sin soslayar los problemas que se pueden presentar.
Los casos precedentes:
Entre 2008 y 2015, en la Cordillera Cantábrica se han recogido cuatro osos jóvenes, todas hembras, que han sido rehabilitadas en cautividad con el objeto de liberarlas al campo. Tres pudieron ser liberadas, consiguiéndose una aclimatación sin problemas con dos de ellas, mientras que la cuarta murió antes de ser liberada. Exponemos brevemente los cuatro casos:
– Villarina, tenía seis meses de edad cuando fue localizada vagando por una carretera en el Parque Natural de Somiedo (Asturias) en 2008. Estaba desnutrida, presentaba problemas de locomoción, pérdida de equilibrio y visión y otros síntomas provocados por un traumatismo craneoencefálico grave. Se recuperó con éxito y fue liberada en el mismo parque natural equipada con un radioemisor GPS y otro VHF pegados al pelo de la espalda. El seguimiento posterior pudo determinar su buena adaptación al medio natural y un comportamiento propio de un oso en libertad.
– Lara, localizada malherida por un vigilante de la FOP el 7 de abril de 2011 en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (Asturias) cuando tenía unos 16 meses y se encontraba muy debilitada, malherida y en estado de shock. Su pronóstico era muy grave, a pesar de lo cual consiguió salir adelante. Fue liberada con un crotal, un radioemisor adherido al pelo y un collar GPS que permitieron conocer su exitosa reintegración en el medio. En 2017 ha sido fotografiada en el citado Parque Natural con una cría.
– Molina, rescatada en 2013 en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (Asturias) en donde se despeñó después de pasar semanas en el del fondo de una sima. Padecía deshidratación, caquexia, anemia, insuficiencia renal, traumatismo cráneo-encefálico y luxación de cadera. Sorprendentemente se recuperó de sus heridas y pudo ser liberada con dos radioemisores. No obstante, durante su estancia en cautividad se habituó a la presencia humana y cuando fue liberada siguió buscándola acercándose reiteradamente a los pueblos. Finalmente se decidió recapturarla y mantenerla en cautividad en el cercado de osos de Proaza (Asturias).
– Jimena, recogida en 2012 con poco más de tres meses de edad en una carretera de Palacios del Sil (León) y llevada al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Burgos. Pudo recuperarse pero falleció en el traslado hacia el lugar en el que debía ser liberada. La necropsia determinó que la muerte era compatible con un shock por estrés.
En los cuatro casos las administraciones de Asturias y Castilla y León tomaron la decisión adecuada de capturar a a los jóvenes osos después de consultar a diferentes expertos, incluida la FOP. Aunque no todos los casos hayan concluido exitosamente, dos de las osas pudieron ser reincorporadas y otra más, ya demasiado habituada a los humanos, es mantenida finalmente en cautividad, cumpliendo una valiosa función de educación ambiental y sensibilización a escolares y turistas. La experiencia adquirida en los cuatro casos fue de gran utilidad para avanzar en la conservación de los osos cantábricos y tendría que inspirar la captura y posteriores actuaciones con el osezno herido en Liébana.