A partir del siglo XVIII, numerosos grupos de trabajadores asturianos, la mayoría de los concejos de Llanes y Cangas de Onís, comenzaron a recorrer las provincias del norte de España para dedicarse a la fabricación de tejas y ladrillos. Formaron cuadrillas de especialistas en el manejo del barro y arrendaron las tejeras existentes en los pueblos, en las que permanecían desde el comienzo de la primavera hasta la entrada del otoño. En la Montaña Palentina, la presencia de estos tejeros asturianos está documentada en pueblos como Guardo, Dehesa de Montejo, Villanueva de Arriba, Santibáñez de la Peña, Pisón de Castrejón, Ligüérzana o Villarén. Según relata el estudio realizado por Miguel Nieto, mantuvieron su oficio a través de sucesivas generaciones y siguieron elaborando tejas en la comarca durante todo el siglo XIX y una buena parte del siglo XX.
Así lo explica Miguel Nieto, autor de este artículo del número 7 de la Colección de Historia de la Montaña Palentina. (Foto: Higinio del Río)