Cervera de Pisuerga ha vuelto a vivir con intensidad el Antroido, una celebración que, en su segunda edición moderna, ha demostrado que sigue fiel a su espíritu tradicional. A pesar de la lluvia, que se sumó a la fiesta como un invitado no deseado, los zamarrones recorrieron las calles con su inconfundible sonido de cencerros y su energía inagotable, logrando que la fiesta se mantuviera viva hasta el último momento.
El evento, que busca recuperar y consolidar una de las festividades más auténticas de la Montaña Palentina, atrajo a cientos de personas que no quisieron perderse la oportunidad de sumergirse en la magia de esta tradición. Desde primeras horas de la tarde, las calles del casco histórico se llenaron de color, máscaras y trajes tradicionales, creando un ambiente festivo y vibrante que recordó a los asistentes la importancia de mantener vivas las costumbres de antaño.
Uno de los momentos más esperados fue la aparición de los zamarrones, personajes emblemáticos del Antroido, cuya labor es ‘escurrir’ la fiesta, es decir, provocar el caos festivo entre los presentes. Con sus llamativas vestimentas, máscaras y cencerros atados a la cintura, los zamarrones persiguieron a los asistentes, repartiendo sustos y carcajadas por igual, en una muestra de la esencia más pura del carnaval rural.
Pero el culmen de la celebración llegó con la tradicional quema del paisano en la Plaza de los Jardinillos. Esta figura, que representa simbólicamente el espíritu del carnaval y la despedida del invierno, fue llevada hasta el centro de la plaza para ser pasto de las llamas en un ritual cargado de simbolismo y emoción. Bajo la atenta mirada de los asistentes, y tras recitar la trova, el fuego consumió la efigie mientras los presentes despedían el Antroido con música y vítores, marcando así el final de una jornada en la que la tradición y la diversión fueron de la mano.
Los organizadores han valorado de forma muy positiva esta segunda edición, destacando la creciente participación y el entusiasmo del público. “A pesar de la lluvia, la gente ha respondido y ha salido a la calle a disfrutar. Ver a los zamarrones recorriendo Cervera de Pisuerga y sentir el ambiente que se ha creado nos confirma que estamos en el camino correcto para consolidar esta fiesta”, comentaron desde la organización.
El Antroido de Cervera de Pisuerga se ha convertido en una cita ineludible para vecinos y visitantes, que ven en esta festividad una oportunidad para reencontrarse con las raíces culturales de la comarca. La intención de la asociación La Anónima y el consistorio norteño es seguir fortaleciendo el evento en futuras ediciones, fomentando la implicación de la comunidad y atrayendo a más personas interesadas en conocer y disfrutar de esta fiesta única.
Con la llama del Antroido aún encendida en la memoria de quienes lo vivieron, Cervera de Pisuerga se despide de esta segunda edición con la vista puesta en el próximo año, cuando los zamarrones volverán a recorrer sus calles y el paisano arderá de nuevo en la Plaza de los Jardinillos, asegurando que la tradición perdure en el tiempo.