El 3 de junio de 2001 abría sus puertas en Aguilar de Campoo, Tercera Actividad, con un único residente, una modesta plantilla y una mochila cargada de ilusión y compromiso. El objetivo de este nuevo proyecto impulsado por la Fundación Santa María la Real estaba claro: ser mucho más que una residencia, crear un centro de atención a personas mayores y/o dependientes, desde el que incentivar una atención profesional centrada en la persona.
Ahora, 20 años después, no solo lo han conseguido, sino que han trasladado su experiencia a León, donde ya gestionan otro centro. A lo largo de estas dos décadas de trabajo, han cuidado de más de 600 personas y, hoy por hoy, dan empleo a casi un centenar de profesionales entre sus dos sedes.
Llegar aquí, no ha sido una tarea fácil. Tercera Actividad, como la propia Fundación, surgió al albor de las Escuelas Taller, recuerda Marimar Espartero, directora del área de Atención Social de la entidad. Ella misma participó como formadora en la Casa de Oficios de la Pernía, especializada en Atención Social. “Allí se formaron parte de las personas con las que iniciamos esta aventura”, comenta, “el edificio, antiguo colegio de los italianos, también se rehabilitó y acondicionó gracias a una escuela taller”.
Al fin y al cabo, el reto era doble: cuidar de personas mayores y generar empleo en el territorio. Abrieron con tan solo un residente, Teófilo, al que los más veteranos como María Jesús, responsable de atención directa, recuerdan con mucho cariño, “mi primer día en el centro, me tocó turno de noche y estuve constantemente pendiente de él, sentía la responsabilidad de cuidarle, de que pudiese pasarle algo”.
El caso de María Jesús no es único, hay otros tres trabajadores Rosa, auxiliar en cocina; Javi, jefe de mantenimiento, y Chus, una de las auxiliares, que llevan allí desde el primer día. Chus recuerda que le sorprendió lo grande que era el edificio y sonríe al pensar que al salir tras su primer día de trabajo no era capaz de encontrar el vestuario. Hoy recorre los pasillos como si fueran su casa. “Yo llegué por recomendación de una amiga”, apunta Rosa, “y total que me fui quedando y 20 años que llevamos aquí”.
“Para nosotros es un orgullo y una garantía que el equipo de profesionales se mantenga, dota de estabilidad al centro y aporta seguridad a las familias y las personas a las que atendemos”, explicar Marimar. No en vano, la plantilla ha ido creciendo con el centro y con los residentes.
Más de 600 personas atendidas
A lo largo de este tiempo han atendido a más de 600 personas. Algunas como Carmina llevan ya más de una década en Tercera Actividad. “Esto es lo que necesito. Soy una mujer feliz, me atienden fenomenal y me encuentro como en casa”. Toño llegó en 2015 junto a su mujer. Ella ya no está; él sigue aquí, echándola de menos, pero participando en todas y cada una de las actividades que se organizan, siempre afable y risueño.
“Cuando te ven haciendo algo, se meten ahí, como ocurre con las obras en los pueblos”, dice Javi, el jefe de mantenimiento, “comentan, critican, pero lo vas a adaptando y para mí, hoy, las personas mayores, quienes viven en la residencia son como amigos”, confiesa.
“Imagínate la cantidad de gente que ha pasado por aquí, pues creo que les pongo cara a casi todos”, asegura María Jesús, “todos tienen algo que te llena, incluso quienes no se pueden expresar te llegan y te hacen sentir que son parte de tu vida, porque al final somos como una familia”. “Más que una familia – apostilla Javi – les llegas a coger mucho cariño y les echas en falta cuando ya no están”.
Mucho más que una residencia
Si algo ha caracterizado desde su origen a Tercera Actividad, es su apuesta constante por ser un centro abierto, participativo y conectado con la sociedad. En la celebración de su aniversario lo han vuelto a demostrar, dado que no han faltado las actuaciones musicales de alumnos del colegio San Gregorio o del Coro Ronda Aguilar. Han estado arropados por parte del equipo de León y algunos trabajadores de la Fundación Santa María la Real.
“Nos hemos ido adaptando a los tiempos y a las necesidades de las personas a las que atendemos”, explica Marimar Espartero, “hoy contamos con un centro de día y aulas desde las que procuramos una formación continua a nuestro equipo y donde formamos a futuros profesionales del sector”. También han adaptado el espacio y cuentan con una unidad de convivencia, donde las personas pueden desarrollar una vida más autónoma e independiente.
El último año, sin duda, ha sido de los más duros que recuerdan. El coronavirus, les ha obligado a adaptar sus protocolos, a zonificar espacios, pero, “hasta de las experiencias más negativas, se aprende”, asegura Alejandro Serrano, director del centro, quien se muestra satisfecho, “porque hemos salido reforzados como equipo” y agradece el compromiso y la valentía que toda la plantilla ha demostrado a lo largo de estos años, “sin vosotros nada de esto hubiera sido posible”.
¿Qué les deparará el futuro? Difícil saberlo después de lo acontecido estos últimos meses. Lo que está claro es que nuestra sociedad está cambiando y las personas tienden a permanecer el mayor tiempo posible en su entorno más cercano. En Tercera Actividad lo saben y, por eso, han puesto en marcha “Contigo en casa”, un servicio destinado a acercar a quienes lo necesitan el trabajo de sus profesionales, ofreciendo acompañamiento a consultas médicas, comida a domicilio, asesoramiento o actividades terapéuticas. Sea como fuere, en Tercera Actividad, seguirán haciendo honor a su nombre y a su lema “nuestro mayor cuidado”, demostrado cada día que “no hay edades, sino experiencias”.