Las obras, que ya han culminado, han consistido en la mejora integral del pavimento existente y la colocación de adoquines, dotando a la Plaza de San Andrés de una imagen renovada y poniendo en valor la ermita que allí se encuentra. Actuación que ha sido llevada a cabo por una empresa local, financiada con fondos propios y que ha tenido un plazo de ejecución de dos meses.
ACTUACIONES EJECUTADAS. La plaza está delimitada en todo su contorno por un muro de piedra que fue reconstruido por el Consistorio hace dos años. Su pavimento presentaba baldosas de hormigón de color ocre, oscurecidas y rotas por el deterioro del paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas. Un pavimento que ha sido sustituido por adoquín de hormigón prefabricado, material reutilizado que ha sido aportado por el Ayuntamiento y procedente de las obras de renovación del Paseo de La Cascajera.
“Con esta actuación recuperamos la Plaza de la ermita de San Andrés para seguir desarrollando actividades culturales, como los espectáculos de ARCA y poner en valor este espacio que posee un encanto singular. Desde el Ayuntamiento de Aguilar seguiremos trabajando para mejorar y potenciar nuestro patrimonio, pensando en el interés general de nuestro municipio y sus vecinos”, explica el teniente de alcalde y concejal de Hacienda, Carlos Sierra.
ANTIGUO MONASTERIO Y TRASLADO AL ANTIGUO CEMENTERIO. La ermita románica de San Andrés formó parte de un desaparecido monasterio del S XII, que estaba situado en la falda del castillo de Aguilar. La cabecera y la portada de la iglesia, se trasladaron en 1908 a este emplazamiento, antiguo cementerio de Aguilar, situado en la calle Molino Turruntero, junto al Paseo El Soto y cerca de Peña Aguilón. Se ha conservado la ubicación espacial original de la portada occidental, para dar una dimensión real del templo original. Su aspecto es el de haber sido un cuerpo adelantado al hastial de poniente. Posee cuatro arquivoltas de baquetón decoradas con dientes de sierra, motivos en zig-zag y decoración vegetal.
Los capiteles, muy desgastados lucen motivos vegetales y alguna tosca figura de fiera. La cabecera del templo consta de tres ábsides, siendo los laterales de cabecera plana al exterior, luciendo cilindro absidal adelantado el central. Al interior, cada uno posee cilindro absidal centrado por ventanal y cubierto con de cuarto de esfera. Posee imposta moldurada que se continúa por el presbiterio.