El actor Alejo Sauras recibió en la 34ª edición de Aguilar Film Festival su máximo galardón, el Águila de Oro, en la gala de clausura. Un certamen que bien conoce, tras su paso por Aguilar de Campoo en otras seis ocasiones. La primera fue en 1997, cuando acompañó al director Indalecio Corugedo a la presentación del cortometraje Copia Nueva. Con este mismo director, también estuvo en otras dos ocasiones con los cortometrajes Verbena y Paréntesis. En 2000, ya convertido en uno de los actores jóvenes más populares del país, estuvo en el AFF como miembro del jurado del concurso de cortometrajes.
Nacido en la localidad mallorquina de Esporles en 1979, inició su trayectoria con varias representaciones teatrales en 1996 y con pequeñas apariciones en series como Menudo es mi padre o Compañeros, haciendo su primera incursión en el cine con otro breve papel en Mensaka (Salvador García, 1998). Poco después lograría su primer trabajo protagonista en la serie Al salir de clase, que le otorgó una notable popularidad y supuso un gran impulso a su carrera. En el ámbito del cortometraje ha desarrollado una amplia trayectoria, trabajando en una decena de obras. En cuanto al teatro, ha protagonizado obras como El eunuco (2014) o Edipo. A través de las llamas (2021).
-El Aguilar Film Festival, un festival que usted bien conoce le entrega su máxima distinción, el Águila de Oro, ¿qué supone recibir este premio?
Cualquier reconocimiento al trabajo siempre es algo que hace muchísima ilusión y a mí, en este caso, me hace una ilusión especial porque yo he crecido con este festival, mis primeros trabajos, mis primeros cortometrajes, los presenté aquí. Viví la Semana de Cine y además he sido jurado, tengo un vínculo muy especial con este certamen y con Aguilar y que me hayan concedido este premio para mí es una ilusión tremenda.
– Se formó en una de las escuelas más emblemáticas de nuestro país, la de Cristina Rota ¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo de la interpretación?
Lo recuerdo con mucho cariño, los recuerdos son siempre muy bonitos y muy románticos. Guardo un gran recuerdo de aquella época, por la escuela, por todo lo que viví. Fueron los mismos años que venía al festival de Aguilar y lo recuerdo con una sensación de vértigo muy bonita, de no saber a lo que te enfrentas, ni a lo que te depara el futuro, era mi adolescencia y lo recuerdo con mucho cariño. Aprendí muchas cosas en la Escuela y luego he aprendido mucho más. Hay un poco de esta etapa en la persona que soy ahora.
-Su papel en la serie Al salir de clase le otorgó gran popularidad y supuso un gran impulso a su carrera. TambiénLos Serrano fue un hito en su carrera. No cabe duda de que la televisión es un medio que le ha dado grandes oportunidades. ¿Cómo valora su paso por estas series?
A mí la televisión me ha dado la vida, mi carrera está hecha en televisión, he hecho muchas películas y, de todas ellas, de todos los personajes que he hecho, estoy muy orgulloso, pero mi carrera se ha fraguado, se ha cocinado en la televisión, es a lo que debo el éxito que pueda tener y también la formación que he podido adquirir. Siento un gran cariño por esos proyectos, todos ellos me enseñaron muchísimo, aprendí de ellos, el actor mejor o peor que soy se lo debo a esos papeles.
-En el ámbito del cortometraje ha desarrollado una amplia trayectoria, trabajando en una decena de obras entre las que se encuentran Verbena (Indalecio Corugedo, 1998), Macarra (Jimmy Barnatán y Fernando Guisado, 2006), Inolvidable (Diego Carballo y Daniel Carlón, 2012). ¿Qué destacaría del sector del cortometraje? ¿Qué le ha aportado a su carrera profesional?
Yo del sector del cortometraje destacaría la pasión, es un común denominador en todos los cortometrajistas, la pasión que tienen por contar la historia que quieren contar. Tienen muy pocos medios, tienen muy poco tiempo para hacerlo y tienen que condensar toda la historia que quieren contar en muy pocas secuencias, que además hacen sin tener infraestructura. Por eso creo que la pasión que le ponen es lo que hace despertar el talento. Para ser director de cine, primero tienes que ser cortometrajista, pero más que nada para medir tu talento. A lo mejor no tanto porque ese cortometraje que estás haciendo pueda llegar muy lejos, porque todos sabemos que el recorrido de los cortometrajes, la mayoría de los veces, desgraciadamente no es muy largo, pero sí sirve para medir el talento que tienen.
-El festival de Aguilar sigue apostando por los cortometrajes, producciones que quizá no tengan un respaldo en otros ámbitos ¿Qué piensa de festivales como el AFF, que lleva 34 años proyectando en sala cortometrajes?
Yo creo que los festivales de cortometrajes no es que sean importantes, es que son necesarios, creo que es un pilar fundamental de la industria cinematográfica. Si no existen los cortometrajes, no podemos tener un filtro para los largometrajes. Entonces, ¿cómo sabemos quién merece dirigir una película, a quién deben dar financiación o en quién deben confiar aquellos que ponen todo lo necesario para poder hacer un largometraje? Son necesarios, primero para saber quién vale realmente y quién es digno de hacer un largometrajes; segundo, para que ellos también lo sepan, ellos lo midan; y, en tercer lugar, porque es la gran escuela, es como el MIR del cine, si no tienes cortometrajes no sabes lo que es capaz de hacer.
-Ha trabajado en televisión, cine, teatro… ¿En cuál de estos medios se encuentra más cómodo?
Yo, particularmente, nunca en mi vida he distinguido entre formatos. Creo que los actores debemos seleccionar los personajes que interpretamos, por cómo son. Si tengo que ampliar ese espectro lo amplío a quién es el director o la directora que va a dirigir. Que esa cámara sea de cine o de televisión, teniendo en cuenta que hoy en día son las mismas, me da igual.
-¿Hay algún personaje que le haya marcado a nivel personal en su vida?
Todos los personajes me han marcado, me han marcado mucho. Me esfuerzo mucho en crear a los personajes, pienso muchísimo en ellos, convivo mucho con ellos y desde que empiezo un proyecto hasta que lo termino, vivo con ese personaje dentro, me deja marcado. No sabría destacar a ninguno por encima de los demás, los guardo a todos con un cariño tremendo.
-¿Y algún director con el que haya trabajado?
Con David Trueba, con él disfruté muchísimo y descubrí muchas cosas del cine. Aprendí mucho sobre el cine, aprendí del arte en las cosas pequeñas. David me enseñó cómo valorar el arte y lo pequeñito de un personaje, lo que dice un personaje que apenas dice nada. Le destacaría a él, como a tantos otros con los que he trabajado y tengo un cariño especial.
-¿Con quién le gustaría rodar?
Hay muchos, por ejemplo con Daniel Calparsoro o con Rodrigo Sorogoyen, pero creo que cualquier director que quiera trabajar conmigo, es suficiente motivo para querer trabajar con él.
-¿Cuáles son sus proyectos actuales? ¿Alguno está relacionado con el cortometraje?
Ahora mismo estoy en teatro, con Edipo, que es una función bastante complicada y estamos de gira por España hasta finales de febrero. De momento, no tengo ningún proyecto relacionado con el cortometraje. Cuando termine con Edipo empiezo con otra función de teatro en marzo, que también nos va a llevar un año.
-Ha estado en Aguilar Film Festival en otras seis ocasiones, ¿qué recuerdos guarda de su paso por Aguilar de Campoo?
Guardo muchísimos recuerdos maravillosos. Fue el primer festival al que vine y en el que vi por primera vez un trabajo mío proyectado en una pantalla grande. Fue el primer cortometraje en el que trabajé, la primera vez que me junté con gente del cine y que pude vivir la experiencia del cine fuera de las pantallas, y guardo un recuerdo maravilloso de ello. Luego, Aguilar de Campoo me ha traído muchas experiencias, muy bonitas a lo largo de mi vida, te podría contar un montón de anécdotas, pero me quedo con el todo, que es lo que he vivido en este pueblo.