La asociación ARCO Amigos del Patrimonio de Aguilar de Campoo lleva desde el año 2016 recuperando el rito ancestral del Endroido, como hacían nuestros antepasados, con máscaras, pieles y cencerros. Desde entonces, ha ido creciendo, tanto en número de participantes (más de 60 el año pasado) como en contenidos.
Según explican desde la entidad aguilarense: “La presencia de los Zamarrones en Aguilar de Campoo ya la recogió Julio Caro Baroja en su libro ‘El Carnaval’ y es Antonio Rojo quien nos describe ‘La Vejanera’ en ‘De por aquí en esto… Semblanzas y Añoranzas’; pero será el trabajo de campo entrevistando a los mayores que vivieron esta celebración en sus años jóvenes, realizado por ARCO, el que nos proporcionara mayor información sobre como realizaban este rito tradicional”.
También cabe destacar que en estos pocos años de la recuperación de los Zamarrones y Mascaritos, ya han tenido una mención al trabajo de recuperación por parte de ICOMOS (organismo de la Unesco), y acudieron como único representante de la provincia de Palencia al encuentro de ritos ancestrales de Bemposta (Portugal) o han sido seleccionados por el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo como representación de la villa galletera en Naturcyl (feria internacional de ecoturismo).
Este año, debido a la situación provocada por la pandemia, ARCO se ha adaptado a las circunstancias y únicamente, han podido desarrollar algunas actividades como la presentación del cartel del Endroido, ilustrado por Lola Guerrero y una exposición de personajes y elementos de los Zamarrones y Mascaritos, que se puede ver en el escaparate de la antigua ferretería de Cabañas situada en la plaza España de Aguilar de Campoo. “Esta muestra está cargada de gran simbolismo puesto que es el mismo escaparate en el que María Ruiz (una de las personas informantes) acudía de niña a ver las máscaras”.
Por otra parte, miembros de los Zamarrones y Mascaritos han grabado de forma individual videos de sus personajes en diferentes puntos de nuestro patrimonio, para compartir en redes sociales.
Y finalmente, el domingo 21 “en acto privado para respetar las normas vigentes se procedió a salir los personajes principales, hacer la lectura de las coplas y mantear y quemar el pelele, que como no puede ser de otra forma este año fue el coronavirus. Cumpliendo con el rito del fuego purificador, que limpia y elimina todo lo malo para dejar paso a nuevas vivencias positivas, así que se quemó el pelele-covid don la intención de espantar su espíritu y que pronto solo sea un mal recuerdo”.
Los actos del domingo se realizaron “en el bello marco del castillo de Aguilar y Santa Cecilia, sin anunciar hora para evitar que acudan curiosos. La actividad se realizó en grupos máximos de 4 personas (convivientes), con el único objetivo de grabarlo y hacerlo público para toda la gente en general a través de redes sociales y medios de comunicación”.