El equipo del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (IMBEAC) que investiga el enclave arqueológico de Huerta Varona en Aguilar de Campoo está terminando de desarrollar la campaña de excavaciones de 2022 en el yacimiento romano de la villa de Aguilar de Campoo (Palencia).
El denominado “Proyecto Internacional de Investigación Arqueológica de La Huerta Varona: la colonización romana en el cantábrico central” es desarrollado por investigadores del IMBEAC, e investigadores y colaboradores externos de varias universidades nacionales y europeas y de una becaría. Además cuenta con la participación de la arqueóloga italiana Greta Bruno, especialista arquitectura romana y mosaicos que tiene experiencia en otros yacimientos arqueológicos de nuestro país en los que ha trabajado. Las excavaciones arqueológicas de Huerta Varona vienen suscitando unas expectativas muy altas dados los resultados obtenidos en las últimas campañas.
Voluntariado
Este año los arqueólogos han contado también con el apoyo de una decena de voluntarios de la localidad y de su comarca, así como voluntarios de otras procedencias. Estas campañas de voluntariado se desarrollan con el fin de que los aguilarenses puedan conocer un poco más sobre su pasado e implicarles en el cuidado y protección del patrimonio local. El director de la intervención arqueológica, el doctor Jesús F. Torres Martínez, ha explicado que “los voluntarios acuden por las mañanas y realizan trabajos auxiliares de apoyo a los arqueólogos. También reciben una formación básica de peón de arqueología que incluye el trabajo de laboratorio. Los voluntarios están siempre supervisados por los arqueólogos que trabajan en Huerta Varona”.
Una thermae rural
En esta campaña arqueológica, el equipo del IMBEAC ha centrado su trabajo en el Área 1, la zona donde se encuentra la estancia con el mosaico. Este ha sido datado, mediante pruebas de radiocarbono (popularmente conocido como Carbono 14), a mediados del siglo I d.C., siendo hasta ahora el más antiguo encontrado en la Cornisa Cantábrica. Este mosaico está construido en un estilo que es propio del periodo que va desde el siglo I a.C. al II d. C. aproximadamente, con motivos geométricos en dos colores y que 2.000 años después sigue conservando sus tonos y su belleza y es posible distinguir los distintos motivos geométricos de su diseño, piezas de cuadrados divididos en triángulos blancos y negros formando distintos campos y líneas.
Desde el año 2018 se está llevando a cabo, de forma paralela a las excavaciones arqueológicas, un proyecto de conservación-restauración del mosaico. La preservación de este elemento in situ presenta un gran desafío para el equipo de restauración. No obstante, las consecutivas campañas de actuación están permitiendo conocer mejor este elemento y conseguir preservarlo para que pueda ser disfrutado por las generaciones presentes y venideras.
Los descubrimientos realizados en los últimos tres años venían indicando que en esta misma área del yacimiento, en las estancias aledañas a la habitación con mosaico, existió una zona de baños. Este año se ha logrado un avance decisivo al conseguir recuperar una gran parte del hypocaustum (el sistema de distribución de calor de la zona de sauna y baños en “piscina de agua caliente”) y del horno donde se generaba el calor que servía para calefactar los baños. Esta área y sus materiales están mucho mejor conservados de lo que cabía esperar. También se ha podido recuperar el fondo de una de las piscinas de la zona de baños, probablemente la “piscina de agua templada”, situada junto a la zona de sauna y de los baños en “piscina de agua caliente” que estarían directamente encima del hipocausto. Esta piscina templada conserva su forma original, con el suelo completo y el desagüe perfectamente conservado. Así mismo se han recuperado varios tramos del sistema de evacuación de aguas de las piscinas con las canalizaciones de hormigón hidrófugo (opus signinum) muy bien conservados: “podrían seguir evacuando agua sin problema”.
Los investigadores del IMBEAC ya habían advertido que los materiales encontrados en anteriores campañas apuntaban claramente a la existencia de un área de thermae. En esta campaña se han podido encontrar materiales como los later columnaris y otros materiales latericios (ladrillos de distintos formatos y formas) que son característicos de las termas y que formaban parte de la construcción original de época altoimperial. También se han podido identificar algunas de las reparaciones efectuadas en los tres siglos aproximadamente que las termas debieron estar en funcionamiento. La relación arquitectónica y espacial entre las estancias y su disposición estratigráfica permite fechar la construcción de todo el conjunto en un mismo momento, a mediados del siglo I d. C. Esto permite comprender la evolución de estos baños a lo largo del periodo imperial hasta su momento final. El desgaste producido por la constante circulación del calor y la elevada humedad deterioraban los materiales constructivos del hipocausto rápidamente y era necesario realizar reparaciones de forma frecuente. Finalmente los baños fueron amortizados, (desmontados y tapados completamente) y reconvertidos en un espacio para un uso completamente distinto probablemente en el siglo IV d.C.
Los últimos descubrimientos realizados han convertido estas termas en las más antiguas y mejor conservadas del norte de nuestro país de las que se tiene noticia. Dado su estado de conservación se trata de un yacimiento arqueológico excepcional en el que es posible comprender como estaban construidas las termas rurales de Época Altoimperial Romana. Del mismo modo, su sistema de suministro de agua y de evacuación de aguas residuales (ingeniería hidráulica) se conserva excepcionalmente bien. Es un volumen de información enorme y con una calidad que hasta ahora no existía. Se trata de un avance realmente espectacular en el conocimiento de este tipo de arquitectura y de este momento temprano del Imperio Romano en su vertiente menos conocida: en una población rural.
Todo esto demuestra la gran importancia que tuvo el asentamiento romano de Aguilar de Campoo. Tras la toma del castro de Monte Bernorio, ubicado en el municipio de Pomar de Valdivia, por las tropas del Emperador Augusto durante las denominadas Guerras Cántabras, Huerta Varona supuso la continuación del poblamiento en esta comarca, una vez destruido el oppidum. Se convirtió en el centro de un área rural con sus servicios públicos, como estos baños con termas que ahora se están recuperando.
El Ayuntamiento apuesta por su investigación desde 2014
El Consistorio de Aguilar de Campoo, de la mano del IMBEAC, ha realizado ya ocho campañas arqueológicas -los dos primeros años se realizaron sondeos exploratorios -para estudiar el yacimiento. El objetivo es el de documentar su estructura y trama urbana, poder comprender la historia de su ocupación y de sus habitantes, algo completamente desconocido hasta ahora. Esto nos permite avanzar en el conocimiento sobre el inicio y desarrollo de los núcleos rurales hispano-romanos en las zonas de montaña del norte de Hispania. La villa de Aguilar de Campoo no se inició en la Edad Media en torno a su castillo. Hubo un Aguilar Romano durante cuatro siglos y ahora también será posible descubrir la historia oculta de Aguilar durante los siglos oscuros de los que no aún sabemos nada.
Las intervenciones arqueológicas están financiadas por el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo, son desarrolladas por los arqueólogos del IMBEAC. Cuentan con una subvención de la Diputación de Palencia y la autorización de la Junta de Castilla y León, a la que también se han solicitado varias ayudas.