Un total de 36 personas han participado estos días en una nueva edición de los talleres de caligrafía y música medieval que, cada año, convoca la Fundación Santa María la Real. Guiados por las profesoras Esperanza Serrano y Paloma Gutiérrez del Arroyo han descubierto la figura de Hildegard von Bingen, a través de sus manuscritos y anotaciones musicales.
Ambos talleres agotaron sus plazas hace meses. La acogida no ha podido ser mejor y cada uno cuenta con 18 participantes que, además, este año, por primera vez, han vivido la experiencia de realizar una sesión conjunta para entender mejor la figura de Hildegard von Bingen, protagonista en ambas actividades formativas, que fue una de las personalidades más influyentes, polifacéticas y fascinantes de la Edad Media europea. Dotada de una inteligencia y cultura especial está considerada como una de las figuras más relevantes del monacato femenino y una de las escritoras de mayor producción de su tiempo. Además de detentar el cargo de abadesa, fue física, teóloga, filósofa, naturalista, compositora, poetisa y lingüista.
Caligrafía medieval
En el taller de caligrafía medieval, Esperanza Serrano ha acercado a los participantes la caligrafía de estilo carolingio tardío, a través de los manuscritos de Hildegard, instruyéndoles en el aprendizaje de las letras minúsculas, mayúsculas y versales decoradas. Utilizando plumillas metálicas, lápiz y pinceles, con tintas, acuarela y gouache copiarán varias frases de la abadesa tanto literarias como musicales y trabajando algunas de las miniaturas que aparecen en sus manuscritos.
Música
Paralelamente, con Paloma Gutiérrez del Arroyo los alumnos se han iniciado en las primeras músicas escritas en la Edad Media, especialmente en aquellas que coinciden con el desarrollo del arte románico en Europa. Así, han profundizado en el lenguaje melódico y modal, tan característico de las piezas compuestas por Hildegard tanto en su obra litúrgica como paralitúrgica; en las imágenes de sus textos y su representación sonora; en la notación que codifica su música y en los gestos vocales que se pueden inducir de ella. Y, cómo no, han tenido la oportunidad de poner en práctica lo aprendido, cantando por diferentes estancias del monasterio como el refectorio, el claustro o la iglesia.
Ambos talleres se prolongaron hasta ayer domingo, 21 de julio, para dar paso después al taller didáctico del románico, el curso de Las Claves del Románico y el Seminario sobre Historia del Monacato que contarán con cerca de 80 alumnos cada uno.