La Diputación de Palencia tramitó en 2021 cuarenta y cinco modificaciones de crédito, cifra sensiblemente superior a la habitual, como también sucedió durante 2020, el primer año de la pandemia, cuando incluso fue necesaria una mayor variación en los planes económicos iniciales: la administración provincial cursó ese ejercicio hasta cincuenta y tres expedientes, lo que arroja un promedio de prácticamente uno por semana.
El presupuesto de una administración pública como la Diputación constituye una estimación anticipada tanto de gastos como de ingresos necesarios para cumplir con sus competencias. Se trata de una herramienta importante no solo por esa vertiente de planificación, sino también porque posee un carácter limitativo en cuanto a la cantidad y el destino de las partidas que recoge el documento, de manera que no puedan superarse ni variarse de finalidad. Así pues, la previsión inicial de cada gasto —también llamada crédito presupuestario— queda vinculada cuantitativa y cualitativamente, porque debe destinarse solo al fin previsto.
Ese necesario rigor del presupuesto de una administración pública como la Diputación se ve atenuado con la figura de las modificaciones presupuestarias, que lo dotan de un cierto grado de flexibilidad con respecto a las cifras establecidas tras su aprobación definitiva en el pleno. Las modificaciones permiten adaptarse a imprevistos o nuevas necesidades que surjan dentro de su ámbito de competencias, como se ha percibido de manera más patente en estos dos últimos ejercicios, como consecuencia de la pandemia.
CONTINGENCIAS. Si el promedio de modificaciones presupuestarias que la Diputación tramitó en los siete ejercicios anteriores rondaba los treinta y tres expedientes, durante 2021, y aún más en 2020, fue preciso abordar un mayor número de cambios, algunos de más entidad económica y no unas meras correcciones. En buena medida, tales modificaciones se aplicaron para desarrollar medidas de contingencia ante la pandemia, así como para impulsar líneas de ayudas y programas de inversiones con el fin de paliar los daños en la economía y el empleo provincial causados por la crisis sanitaria, según explica María José de la Fuente, diputada delegada del Área de Hacienda y Administración General, en la que se engloba el servicio de Intervención, responsable de la elaboración y fiscalización del presupuesto.
Hay que tener en cuenta además que un mínimo de modificaciones de crédito es imprescindible cada año, por aquellas que vienen motivadas al incorporar al presupuesto en ejecución los remanentes del ejercicio anterior. El remanente líquido de tesorería se incorpora al presupuesto una vez que Intervención presenta la liquidación definitiva del año anterior, cuyo plazo concluye en febrero, por lo que suelen incorporarse en marzo. De los cuarenta y cuatro expedientes de modificación emprendidos por la Diputación de Palencia en 2021, ese fue el caso de cinco, por un importe global cercano a los trece millones de euros.
INGRESOS IMPREVISTOS PARA FINANCIAR INVERSIÓN. Asimismo, también puede ser necesaria una modificación por una variación no prevista en el capítulo de ingresos, como la que tramitó la administración provincial el pasado año por importe de dos millones de euros, relacionada con la financiación del plan de inversiones.
Una veintena de expedientes de modificación presupuestaria de la Diputación de Palencia en 2021 consistió en transferencias de crédito, herramienta que se ha aplicado mucho en los dos últimos ejercicios para adaptar las políticas de gasto de los diferentes servicios, en función del régimen de actividades permitidas o restringidas por las autoridades sanitarias. En otros diez expedientes se aprobaron generaciones de crédito y en otros ocho se suplementaron créditos ya existentes o se incorporaron créditos extraordinarios para afrontar gastos o inversiones no previstos inicialmente.
Entre los últimos ejercicios, fue 2015 el año con menos modificaciones —tan solo dieciséis—, prácticamente la mitad que en una anualidad «normal». Pero hay que recordar que 2015 fue un año muy singular en la reciente historia de la Diputación de Palencia, no solo por ser un año electoral, lo que siempre genera un cierto paréntesis en la normalidad institucional, sino porque en febrero de ese año falleció, por una repentina enfermedad, el entonces presidente, José María Hernández, a quien relevó apenas unos meses Ana Asenjo hasta la elección de la actual presidenta, Ángeles Armisén, tras los comicios municipales celebrados en mayo.