Los embalses de la cuenca gestionados por la de Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) almacenan hoy 1.802,3 hm3, lo que representa el 62,6% de su máxima capacidad. Un valor que se sitúa ligeramente por debajo de la media de los diez últimos años (1.817,4hm3 y 63,2%), y bastante alejado de la favorable situación de hace un año con casi 19 puntos más (81,5%) y unas reservas superiores en más de 500 hm3.
El último informe del Plan de Sequía del mes de enero identifica los sistemas Tera, Órbigo, Pisuerga y Águeda, más el Támega-Manzanas, en situación de sequía prolongada. Los sistemas Tormes, Riaza-Duratón, Carrión, Arlanza muestran un indicador de sequía muy cercano al valor que identifica la sequía prolongada habitualmente conocida como sequía meteorológica, por lo que es muy probable que en el siguiente informe mensual la sequía prolongada afecte a más del 70% de la superficie de la cuenca.
Respecto a la situación de escasez, también conocida como sequía hidrológica, y relacionada con los posibles problemas de atención de las demandas, las unidades territoriales Támega-Manzanas y Alto Tormes permanecen en alerta; las unidades Tera, Carrión, Pisuerga, Cega, Bajo Duero y Torío-Bernesga se encuentran en prealerta; estando las restantes unidades en normalidad.
Actualmente, la situación en la cuenca se puede considerar como muy irregular, destacando la escasez de precipitaciones y las extremadamente bajas o inexistentes reservas de nieve actuales en comparación con las disponibles a principios de febrero de otros años.
De manera general, el volumen de agua almacenado en todos los sistemas en este momento es inferior al que se disponía el pasado año, si bien, en el caso de los embalses del Porma y Riaño, en León, o la presa de las Cogotas (Ávila), las reservas se encuentran claramente por encima de la media de los diez últimos años, pero son en torno al 10% inferiores con respecto al año 2021.
Una situación totalmente opuesta se encuentra en los casos del embalse de Villameca (sistema Órbigo), los sistemas Carrión y Pisuerga, en Palencia, y el sistema Riaza (presa de Linares del Arroyo), en Segovia, donde las reservas se sitúan por debajo de la media de esos diez últimos años y son inferiores en más del 40% a las reservas existentes el pasado año. Especialmente comprometida es la situación de los embalses palentinos que abastecen a los Sistemas Carrión y Pisuerga, puesto que el volumen almacenado es un 25% inferior a la media de los diez últimos años y escasamente alcanzan el 50% de las reservas existentes en el año 2021 hace un año.
Como es habitual en la cuenca del Duero, el desarrollo de la campaña de riego 2022 dependerá del volumen de agua embalsada en nuestros embalses al inicio de la misma y de las precipitaciones a lo largo de lo que resta de invierno y de la primavera. Un cambio en la situación atmosférica que hiciera aumentar las aportaciones a los embalses permitiría arrojar mejores datos para la próxima campaña.
Ante esta coyuntura, desde la CHD se insiste en la necesidad de realizar un consumo responsable y eficiente de un recurso valioso y escaso como es el agua. Y en lo relativo a la programación de cultivos de regadío se consulte la situación de los indicadores de escasez de cada sistema de explotación, en especial Órbigo, Carrión, Pisuerga y Bajo Duero.