La Fundación Oso Pardo (FOP) celebra que finalmente se haya capturado al osezno herido que frecuentaba pueblos de Liébana debido a sus dificultades para alimentarse solo y a la ausencia de su madre. Es también motivo de felicitación que la captura, llevada a cabo por la Dirección General de Medio Natural del Gobierno de Cantabria con la colaboración del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medioambiente, se haya desarrollado con rapidez y limpieza.
No obstante, este éxito demuestra que se podía haber actuado de la misma manera ya en el mes de noviembre cuando estuvo operativo el primer dispositivo de captura, aunque solo por unos días. Una acción decidida en aquel momento habría evitado un posible proceso de habituación del animal y la alarma social generada en el pueblo de Cambarco; alarma que fue en aumento a lo largo de los casi cuarenta días en que se mantuvo suspendido el operativo de captura a pesar de la petición insistente por actuar que hacíamos desde distintos sectores a la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación del Gobierno de Cantabria. Dicha alarma se vio aumentada además por las visitas frecuentes en ese mismo periodo de un segundo oso subadulto (de dos a tres años de edad) a las calles de la misma localidad. La presencia simultánea de dos osos en un pueblo sin que la administración responsable intervenga para evitarlo disminuye el necesario apoyo social de la especie que con tanto esfuerzo se ha conseguido y que constituye uno de los pilares de su conservación.
Durante todo ese tiempo, más de un mes, se ha permitido que el osezno, con sus capacidades físicas mermadas, haya seguido alimentándose en entornos humanos, exponiéndose a accidentes o a ocasionar él mismo algún incidente con personas o animales domésticos.
Aunque se ha perdido un tiempo importante, la prioridad ahora debe ser intentar devolver al osezno al medio natural, siempre y cuando los veterinarios consigan curar la herida de su pata y aconsejen su retorno a la libertad. En el caso de que esto sea posible, el animal deberá estar radiomarcado para seguir sus movimientos ya que hay un alto riesgo de que vuelva a acercarse a los pueblos. Si finalmente el osezno no pudiera ser recuperado para su medio, las condiciones de cautividad tendrían que cumplir las mejores garantías de bienestar animal.
Por otra parte hay que recordar que la FOP ha solicitado a la Fiscalía de medio Ambiente que investigue las circunstancias en que el osezno resultó herido por si pudieran derivarse consecuencias legales.