Una decena de expertos y amantes del Patrimonio participaron en el IV Taller de Planeamiento de Espacios Patrimoniales que se desarrolló en San Cebrián de Mudá, Guardo y línea de La Robla los días 20, 21 y 22.
Se reflexionó sobre el problema del despoblamiento rural y el papel que el patrimonio puede tener para atemperarlo. El escenario se eligió porque en esa zona se han dado numerosas iniciativas como la reserva de bisontes europeos o el mirador de las estrellas.
Después de analizar la zona y las actividades de San Cebrián (bisontes, minería, etc.) “nos trasladamos a Guardo, donde degustamos una olla ferroviaria en compañía de Vicente de los Ríos y Fernando Cuevas, expertos conocedores de la línea de la Robla, con quienes hicimos un pequeño trayecto guiado en este emblemático ferrocarril”, explica José Luis Ruiz, presidente de la Asociación para la Recuperación de Patrimonio Industrial.
Ya el domingo se elaboraron las conclusiones “entre las que destacaríamos la necesidad de que la población local se involucre y participe de estas iniciativas en torno al patrimonio. Esta implicación, este ‘apropiamiento’ del patrimonio podría ser una de las iniciativas destinadas a frenar el despoblamiento”.
En términos generales, las iniciativas turísticas en un medio de rural con exigua demografía son, ‘a priori’, difíciles porque la competencia es muy similar en todos los sitios; son sociedades debilitadas por la emigración, con poca energía social y hay una gran falta de contrastes y de compromisos.
Sin embargo, “consideramos que las iniciativas han de plantarse de abajo a arriba, desde los pobladores. La administración, incluso la local, debe ser un mero catalizador de esa energía ciudadana, los ciudadanos han de sentirse necesarios. Tiempo habrá después para pedir dinero y apoyo económico a quien corresponda”.
El recurso patrimonial, convertido en producto turístico, muchas veces “ha de suponer un plus, un extra a la actividad económica y social tradicional, nunca el objetivo prioritario si la meta es paliar la despoblación. Lo que ayuda a fijar población es mantener servicios médicos, sociales, educacionales,…y estos se mantienen si pervive la actividad tradicional, después vendrá el turismo a reforzar”.
“De nada servirán actuaciones aisladas e inconexas, es necesario pensar globalmente. El patrimonio industrial, natural, religioso, arquitectónico, rural y etnográfico son un todo, no podemos tratarlos y potenciarlos individualmente; si no lo hacemos así malgastaremos energías en algo que no goza del respaldo de los pobladores.
Los técnicos en patrimonio hemos de acabar con el ‘divorcio’ que hay entre lo académico y lo ciudadano, hemos de ser capaces de localizar/generar esas iniciativas locales para apoyarlas o descartarlas sin la dependencia casi absoluta que tienen tales iniciativas de los designios de la administración”.