A veces, la mirada se pierde entre tanto arte y es lógico. Herminio Revilla lleva toda una vida tallando y creando. ¡Qué mejor lugar que su casa – museo de Villabellaco para celebrar el Día de los Museos!
“Tengo muchos años, tantos que ya casi ni me acuerdo”, confesaba Herminio a las más de 50 personas de Tercera Actividad, que se desplazaron hasta su casa museo de Villabellaco. En dos turnos, un grupo por la mañana y otro por la tarde, acompañados por el personal del centro, familiares y amigos, pudieron conocer el trabajo que Herminio lleva desarrollando en la Montaña Palentina toda una vida, junto a Carmen, su mujer, compañera y musa.
Esculturas en madera y maquetas en movimiento que recrean a la perfección viejos oficios, antiguos saberes y escenas de la vida cotidiana. Arte en madera para que no se pierda la memoria, para que nuestra historia, nuestra raíz y orígenes no caigan en el olvido. Así lo explicaba el escultor a un público entregado, que sonreía, asentía y hasta se emocionaba con su trabajo.
Y es que, buena parte de los asistentes, peinan canas, como el propio Herminio y muchos recordaban la trilla con las mulas que tan bien explica una de las maquetas; otros la matanza del cerdo y, algunos, cómo no, más en esta tierra, el trabajo en la fábrica, cuando aún no había tantas máquinas o en la mina, cuando seguía abierta. Junto a ellos los más pequeños, escuchan con atención las siempre didácticas explicaciones del artista, contadas en primera persona y las anécdotas, no pocas, de abuelos o padres.
Cada pieza es una invitación a la reflexión, que Herminio y Carmen, orientan y abren con pequeños carteles cargados de sabias palabras. Su casa, museo, taller de Villabellaco constituye también un grito desesperado por la conservación de un mundo que, poco a poco, inexorablemente, se está perdiendo y con él sus tradiciones, sus paisajes y su patrimonio. “¿Qué ocurrirá con el museo cuando nosotros ya no estemos?” Es la pregunta que llevan formulándose mucho tiempo y que durante la visita volvió a surgir. ¡Ojalá Herminio y Carmen logren mantener vivo por mucho tiempo su museo y ojalá su trabajo tenga continuidad! Por ahora, ya han logrado que cale en todas y cada una de las personas que les visitan.