Hoy finaliza la actividad en la fábrica del Grupo Siro ubicada en el casco histórico de Aguilar de Campoo. En este último día quedan 50 trabajadores, de los cuales 16 se jubilan o prejubilan y únicamente queda una línea fabricando la galleta maría integral.
“Después de los años que hemos estado trabajando y todo lo que supone esta fábrica para la economía local y provincial, hoy nos despedimos con mucha nostalgia”, afirma José Luis Iglesias, jefe de fábrica.
Probablemente el edificio se derruirá “dentro de medio año y se construirán viviendas”, el traslado se ha producido porque el mayor problema que genera es “estar dentro del casco urbano y está obsoleta”, por eso se ha construido una nueva en el polígono de la localidad.
En las nuevas instalaciones se ha introducido la última tecnología pero el proceso productivo es muy similar, “nos hemos adaptado y formado para seguir produciendo como aquí”.
La nueva fábrica posee una tecnología “vanguardista y de alto rendimiento y supone un cambio en el negocio del cereal, por ello los puestos clave se han formado en México”. Ahora se están haciendo pruebas industriales, “es previsible que para el mes de junio comencemos a fabricar cereales”. Una vez que concluyan las pruebas y se esté trabajando a pleno rendimiento se contratarán nuevos trabajadores.
Actualmente, el Grupo Siro tiene unos 250 trabajadores en Aguilar de Campoo, en total se desarrollan tres negocios en el polígono industrial: galletas, cereales y pan de molde.
Fontaneda se fundó en Aguilar de Campoo en 1891, con un obrador que había en el edificio de la Plaza de España que alberga actualmente el Museo Calderón Ruiz y la fábrica que hoy cesa su actividad, lleva haciendo galletas desde hace 80 años.
Mucha emoción y nostalgia era el ambiente que se respiraba hoy, último día de trabajo en la fábrica del casco urbano de la villa norteña. Los últimos trabajadores han realizado esta mañana un acto de despedida de las instalaciones, pero también de los compañeros que se jubilan, 16 trabajadores y un total de 56 en las últimas semanas. “Llevo aquí 37 años y me da mucha pena, entré contenta y me voy contenta, los primeros años si trabajábamos 800 personas no nos conocíamos y ahora somos como una familia”, explica Isabel Gutiérrez, una de las trabajadoras que se jubila.
Por su parte Pilar Abad “estoy triste, me da mucha pena que cierren esta fábrica, también estuve cuando Fontaneda y aunque hemos tenido buenos y malos momentos ha habido mucho compañerismo y además, aunque hayan hecho la otra fábrica esta es muy importante para Aguilar”.
Un emocionado José Manuel Barón, que se prejubila hoy después de 35 años trabajando en esta fábrica, es uno de los veteranos “esto no se acaba aquí continúa en la nueva fábrica y con vista a seguir creciendo, que con la que está cayendo…”.
“Cuando yo era más joven y nos daban vacaciones, teníamos ganas de volver al trabajo y es que hemos convivido aquí más tiempo que con nuestra familia, también lo hemos pasado muy mal y ahora estamos muy bien”.