La gran sorpresa palentina se encuentra en la Montaña. Una Palencia del Norte donde nacen ríos como el Carrión o el Pisuerga, que dejan reposar sus aguas en los embalses de Camporredondo, Compuerto, Requejada y Ruesga.
Recorrer la Montaña Palentina es un placer indescriptible ya que en ella veremos cimas de más de dos mil metros como el Curavacas, Espigüete o Peña Prieta. Entraremos en bosques encantados como la Tejada de Tosande y descubriremos bellísimos lagos y zonas rocosas con originales formaciones como Las Tuerces y el Cañón de La Horadada.
Además podremos realizar rutas de senderismo por el Valle de la Pineda, la Cueva del Cobre, Tosande, la Cascada de Mazobre o el Roblón de Estalaya, un ejemplar de roble albar al que se le calculan más de 500 años de edad y hasta el que se llega por una senda señalizada de fácil realización.
Otro de los paseos a pie atractivos que se pueden realizar en la Montaña Palentina es la Senda de Ursi, concebida como un homenaje a este escultor palentino, donde se localizan hasta 31 obras de arte que van descubriéndose a lo largo de su recorrido. Más que una ruta de senderismo de naturaleza, que sí, es sin duda un recorrido cultural y un museo al aire libre donde el caminante podrá disfrutar del arte entre panorámicas inolvidables.
También podrán acercarse a visitar la Cueva de los Franceses, ubicada en Revilla de Pomar. Esta formación kárstica, con un recorrido visitable de unos quinientos metros, formado por estalactitas y estalagmitas y coladas, es una muestra de lo que el tiempo y el agua son capaces de crear bajo el suelo del Páramo de La Lora.
Una visita en la que además se podrán descubrir las características geológicas de esa parte del Espacio Natural de Covalagua, su flora, fauna, a través de varias rutas que les llevarán hasta Canto Hito, el Pozo de los Lobos o el Mirador de Valcabado.
ROMÁNICO- Pero el Norte de la provincia de Palencia atesora además una de las concentraciones de románico más significativas de Europa, pequeñas iglesias de concejo, que han sobrevivido al paso de los siglos y que salpican sendas y caminos.
Para acceder a este territorio, para guiar al viajero en su recorrido, la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico creó el centro expositivo Rom: románico y territorio, ubicado en el Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo. Hoy por hoy, el centro constituye la puerta de entrada a este País Románico, poblado de templos, monasterios, leyendas e historias que nos asaltan a cada paso, en cada rincón del camino.
Historias como la de la iglesia rupestre de los Santos Justo y Pastor en Olleros de Pisuerga, un templo rupestre que presenta la excepcionalidad de plasmar los volúmenes románicos en la propia roca, singularidad para nada habitual que la convierte en una joya única. Además de su esencia románica conserva, pinturas murales, leves retazos de otras épocas, de otro tiempo que salieron a la luz no hace mucho durante la restauración abordada en el Plan Románico Norte.
De visita obligada para el viajero es la ermita de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar, está elegantemente ubicada en lo alto de un promontorio rocoso, lo que la convierte en la abanderada de una de las características más reseñables de nuestra comarca la ‘Naturaleza Románica’, edificios fusionados al paisaje que los rodea. Fascina su escultura que muestra el aspecto transcendental de la vida medieval aunque también se manifiesta lo humano y cotidiano como sugiere el calendario de trabajos allí representado.
Y sí de regresar al sosiego del Medievo se trata, no hay mejor lugar que el Monasterio cisterciense de San Andrés de Arroyo, fundado en el siglo XII por Mencía de Lara y siempre ocupado por monjas quiénes al mandato del Ora et Labora atienden a la labor espiritual, deleitan con su repostería y guían a los visitantes a través de su soberbio claustro románico, auténtico muestrario de las más bellas filigranas plasmadas en piedra.
Un viaje que despertara todos nuestros sentidos. Incluso el del gusto si nos acercamos a reponer fuerzas degustando la mejor gastronomía palentina con productos de reconocida calidad como la carne de ternera de Cervera de Pisuerga y de la Montaña Palentina y el del olfato, con ese inconfundible olor a galletas en la villa de Aguilar de Campoo donde se merece una visita el convento de Santa María la Real, la colegiata de San Miguel, la ermita de Santa Cecilia o su Plaza Mayor.
Un municipio que ya ha levantado el telón de la 30ª edición de su Festival Internacional de Cortometrajes. Una cita ineludible para los amantes del séptimo arte y un referente en el panorama nacional e internacional.
Una edición con novedades como Minifica, una iniciativa que pretende inculcar a los más pequeños la pasión y el espíritu crítico del cine. Un fin de semana en el que se proyectarán 40 cortometrajes en las distintas secciones oficiales a concurso y donde se entregará el Águila de Oro a los actores Javier Gutiérrez y Natalia Mateo, con el que se quiere premiar la amplia trayectoria de ambos y su trabajo en el sector de cortometraje.
¿A qué te apetece una escapada de cine?