Un cubo perfecto, blanco, andaluz, que se integra en la arquitectura popular onubense de Alosno. Así es Altrasluz, un espacio con nombre propio, en el que todo es obvio y nada es lo que parece. Un juego de ambigüedad y abstracción que invita a la reflexión y que capta la atención de quien lo observa por su modernidad y aparente simplicidad.
Altrasluz es una vivienda, pero también es el escaparate perfecto para narrar la esencia de una marca: Rebollo, el aguardiente que destila y comercializa Miguel Ángel Mora, promotor de la obra, quien define el espacio diseñado por Jesús Castillo Oli y ejecutado por PYR (Patrimonio y Restauración), empresa gestionada por la Fundación Santa María la Real, como su particular “elaboratorio de ideas”.
La casa es un lugar en el que con sutiles guiños de arquitectura y diseño, Miguel Ángel puede explicar a quien se acerca el proceso de producción de “Rebollo”, desde el origen – el duro trabajo en la tierra -, a la destilación gota a gota. Pero también, un espacio para el recogimiento y para su día a día.
El ingenio a la hora de encajar ambas funciones en un mismo espacio para convertirlo en escaparate de marca y en vivienda, es uno de los aspectos que ha tenido en cuenta el jurado de los XXII Premios de Arquitectura, convocados por el Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva (COAH), a la hora de otorgarle el Premio a la Mejor Edificación.
Integrado, entre otros, por Antonio Cruz, el jurado, presidido por la Decana del Colegio, Noemí Sanchís ha valorado “la investigación formal e innovación estilística” de Altrasluz: la casa del “agua ardiente” –juego de palabras que hace referencia al líquido elemento que destila Miguel Ángel Mora y a su proceso de elaboración-.
Un impacto para los sentidos. “El trabajo aúna a la perfección la arquitectura contemporánea con la cultura ancestral de Alosno y de la comarca”, explica Noemí Sanchís, quien destaca que el arquitecto ha creado un espacio que constituye un “impacto para los sentidos”. “Los materiales empleados, el juego de luces, aromas… logran despertar el interés por la compleja elaboración del aguardiente”, continua.
“Altrasluz es vivienda, escultura, homenaje a los antepasados…”, indica la Decana del COAH, para reseñar que la obra refleja a la perfección la “esencia de la arquitectura, como una disciplina que debe inspirar sensaciones y experiencias”. Para lograrlo, la construcción se basa en las líneas verticales, los espacios diáfanos y la luz cenital, un esquema pretendido y pensado para borrar cualquier referencia espacio temporal.
Una disciplina sin barreras. Altrasluz rezuma audacia e ilusión, como la que tuvo su promotor hace ya casi un lustro, para recorrer 800 kilómetros hasta dar con la persona, con el equipo capaz de materializar su sueño, de crear un “espacio para emocionar”. Acostumbrado al aroma de la flor de badiana, Miguel Ángel Mora, halló la “horma de su zapato” en una villa con olor a galleta, Aguilar de Campoo, en el estudio del arquitecto Castillo Oli. Algo que a ojos de Sanchís demuestra claramente la “movilidad de la arquitectura, como una disciplina que traspasa fronteras”.
Del primer encuentro entre promotor y arquitecto surgió la energía necesaria para hacer realidad un sueño, desde entonces, compartido y sufrido a medias. Desvelos, quebraderos de cabeza, insomnio e infinidad de pruebas y años de trabajo.
XXII Premios de Arquitectura COAH. El galardón otorgado ayer por el Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva es la recompensa al esfuerzo y al trabajo bien hecho. No en vano, los premios tienen una trayectoria de 22 años y gozan del reconocimiento y el apoyo del sector y de la sociedad onubense como demostraron las más de 400 personas que arroparon a los premiados.
Junto al galardón concedido por Altrasluz, se entregaron otros dos premios, uno en la categoría de Restauración, Rehabilitación y Arquitectura Interior que recayó en la Rehabilitación de una bodega para convertirla en Museo del Vino, diseñada por la arquitecta Natividad López Quintero para el Ayuntamiento de Almonte y otro en la categoría de Investigación Arquitectónica que fue para el Proyecto de Investigación Fronteiras I: Patrimonio Industrial conservero y salazonero del Guadiana de los arquitectos Pablo Blázquez y Migué Ángel Serrano.