El equipo del Plan Románico Norte, promovido por la Junta de Castilla y León, en colaboración con la diócesis de Palencia, ha restaurado la iglesia de Santa Marina en la localidad palentina de Villanueva de la Torre y ha implementado las medidas necesarias para facilitar la conservación preventiva del edificio.
El templo recibía hoy la visita del director general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Enrique Saiz, quien ha aprovechado su recorrido para anunciar que el Plan Románico Norte también será partícipe de la celebración en 2018 de Las Edades del Hombre.
La visita del director general de patrimonio ha servido para anunciar la continuidad del Plan con motivo de la celebración en 2018 de las Edades del Hombre en Aguilar de Campoo. Explicaba Enrique Saiz que la Consejería de Cultura realizará una inversión de 450.000 euros para llevar a cabo actuaciones de restauración, acondicionamiento de los entornos e iluminación de templos, así como para organizar actividades culturales que contribuyan a la dinamización del Plan y del territorio Románico Norte y complementen la exposición de Las Edades.
Durante el recorrido ha estado acompañado, entre otros, por el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Palencia, Luis Domingo González; por el delegado diocesano de patrimonio, José Luis Calvo Calleja, y por el director del Departamento de Conservación del Patrimonio de la Fundación Santa María la Real, Jesús Castillo Oli.
Explicaba Enrique Saiz que durante los últimos cinco años el Plan Románico Norte ha monitorizado la iglesia de Santa Marina en Villanueva de la Torre (Palencia). Los primeros sensores, instalados en 2012, sirvieron para tomar el pulso al edificio y saber en qué estado se encontraba de cara a adecuar la intervención a sus necesidades reales. Seis sensores de temperatura y humedad colocados en determinados puntos del templo de origen románico y ocho fisurómetros, instalados en la torre, la nave central, el ábside y el atrio, vigilaron su estabilidad.
La monitorización del edificio, mediante la aplicación del Sistema de Monitorización del Patrimonio (MHS), desarrollado por la Fundación Santa María la Real, sirvió para identificar los problemas estructurales existentes. Bajo esta premisa, se completaron los estudios previos, mediante un análisis geotécnico, que supuso la realización de tres calicatas en el entorno de la base de la torre, para recabar más información y conocer con exactitud la composición y el estado del suelo en el que se asienta el templo.
Garantizar la estabilidad del templo
Los informes derivados de la monitorización y los análisis geotécnicos, permitieron a los técnicos de Románico Norte llevar a cabo una intervención adecuada a las condiciones reales del edificio. El trabajo se centró en garantizar la estabilidad de la iglesia, incidiendo en dos áreas: la torre campanario y el atrio.
En la torre fue necesario reconstruir parte del muro sur, que presentaba una grieta con desplazamiento de sillares, lo que obligó a apuntalar la torre, para desmontar y recolocar las piezas y corregir, así, la deformación. Para mejorar la estabilidad de la zona se niveló y apisonó el suelo sobre el que se asienta.
En el atrio, la intervención se centró en desmontar y restaurar la cubierta del pórtico, y sustituir algunos elementos de su estructura, claramente deteriorada. Asimismo, se corrigieron las deformaciones que presentaba el muro perimetral del atrio.
La intervención, que ha supuesto una inversión por parte del Gobierno Regional de 303.984 euros, se completó con el acondicionamiento del entorno, la ejecución de un drenaje perimetral en la ladera donde se ubica el templo, y la mejora del camino de acceso. Concluidos los trabajos en el edificio se mantiene y se ha ampliado la monitorización, instalando tres sensores ambientales más, que permiten un mejor control del estado de conservación, para facilitar su mantenimiento y para comprobar que las medidas adoptadas han sido acertadas.
Por ahora, parece que sí, dado que los datos arrojados por los fisurómetros apuntan a que los procesos de daño se encuentran estabilizados: los movimientos detectados son los propios del cambio de estación y son inferiores al medio milímetro; tampoco se detectan incrementos reseñables en las aperturas de las grietas.